Dentro de una cara, las zonas más comunes a ser motivo de preocupación o burla son las orejas, la nariz, el mentón, los pómulos, la boca, …. Cada una de estas zonas puede ser operada y corregida consiguiendo el efecto de perder el «complejo» y sentirse libre de esa carga.
Pueden ser intervenidas quirúrgicamente a partir de los 6 años. Las cicatrices residuales quedan escondidas en el pliegue que existe detrás de las orejas. En función de la edad la intervención se realiza bajo anestesia general o anestesia local y sedación. El ingreso en clínica no suele prolongarse más allá de 24 horas. Bien realizada, es una intervención que no entraña riesgos y el postoperatorio es muy poco molesto. Las suturas se retiran entre los siete y diez días aproximadamente. El resultado es definitivo.
Es la intervención reina de la cirugía estética. El Dr. Jaime Planas ha creado una escuela reconocida a nivel mundial y como él dice «un milímetro puede cambiar un buen en un mal resultado».
Es muy común creer que todas las narices son iguales tras una rinoplastia, nada más erróneo. Hay que pensar que la nariz, aún siendo la parte más prominente de la cara, forma parte de todo un conjunto. Cuando realizamos una rinoplastia buscamos la naturalidad y que la nariz pierda el protagonismo exclusivo de aquella cara. El ajuste de las proporciones con los otros elementos y los propios componentes de cada nariz, hace que nadie identifique que el resultado es una nariz operada.
Quirúrgicamente podemos actuar a partir de que finalice el desarrollo osteocartilaginoso del cráneo, esto permite que podamos ajustar más estrechamente las proporciones, pues también es una intervención definitiva.
Dependiendo de las características preoperatorias de cada nariz será necesario hacer o no una pequeña cicatriz, a nivel de la columela, que es prácticamente invisible una vez finalizado el proceso de cicatrización.
La intervención puede hacerse tanto con anestesia local y sedación como con anestesia general. En los casos que existan problemas de dificultad respiratoria por obstrucción mecánica – como puede ser desviación del tabique nasal o la hipertrofia de los cornetes – se aprovecha el mismo acto quirúrgico para solucionarlos. Se trata de conseguir un resultado óptimo tanto desde el punto de vista funcional como estético.
La estancia en la clínica suele ser de 24 horas de postoperatorio. Deberá regresar parra retirar el taponamiento nasal (48 – 72 horas) y la férula dorsal en diez días aproximadamente. Aunque el resultado parece ser inmediato, necesita un mínimo de un año hasta que se estabiliza y se aprecian todos los detalles y las sutilezas de cada nariz.
El hecho de tener un mentón poco desarrollado o al contrario exageradamente marcado hace que se modifique totalmente nuestro perfil desequilibrándolo. En muchos casos se atribuye el problema a la nariz, demostrándose tras una primera consulta que el problema está en la región de la mandíbula.
El tratamiento lógicamente va a ser distinto en cada caso. No obstante, en ambos es sencillo y puede realizarse con anestesia local y sedación o con anestesia general.
Cuando el problema es por exceso, se estudiará si es sólo en la región del mentón o bien en toda la mandíbula y, en cada uno de los casos, el tratamiento va a ser distinto. Para estudiarlo son necesarias una serie de radiografías y estudio cefalométrico.
Si el problema es el contrario, es decir por déficit, la solución está en utilizar prótesis de material sintético o grasa propia del individuo, mediante la técnica de lipoestructura. En cada caso se discutirá con cada paciente la idoneidad del tratamiento.
Una deformidad, no excesivamente frecuente, aunque si muy común es la hipertrofia benigna de los maseteros, que especialmente en la mujer configura una cara con poco tono vital y poco agraciada.
Una vez diagnosticada, el tratamiento quirúrgico es sencillo y consiste en reducir la masa muscular exagerada del músculo masetero, reducir el ángulo mandibular y, en función de cada caso, parte de la bola adiposa de Bichat, pudiendo así conseguir transformar una cara cuadrada en una cara ovalada más atractiva.
No quedan cicatrices exteriores, pues todo se realiza por dentro de la boca. La intervención es con anestesia general y el ingreso en clínica no va más allá de las 36 horas de postoperatorio. En este proceso lo más importante es una higiene bucal exquisita y la rehabilitación de la movilidad de la articulación temporomandibular.
La hinchazón postoperatoria no suele alargarse más allá de las cuatro semanas. Viéndose el resultado definitivo a partir de los tres meses.
Sobre todo en la mujer es uno de los puntos que marca más el exotismo de un rostro. En nuestra sociedad es más frecuente el caso de falta de desarrollo, pero también puede darse lo contrario, es decir una desproporción exagerada entre los pómulos y el resto de la cara, que también puede solucionase quirúrgicamente sin cicatrices visibles.
En el caso más frecuente de falta de desarrollo es una intervención de corta duración que puede realizarse con anestesia general o con anestesia local y sedación. Para su corrección podemos utilizar prótesis inertes que se introducen por el interior de la boca y se colocan a ras de hueso o bien utilizar la técnica de lipoestructura, aprovechando la grasa de uno mismo y recreando el volumen más apropiado.
La hinchazón postoperatoria, tanto con un tipo de técnica como con el otro, suele ser de cuatro a seis semanas. Objetivándose el resultado a partir de los seis meses.