En un pasado relativamente reciente tener “barriguita” denotaba felicidad y buena salud.
Hoy en día poseer un “vientre plano” y sin estrías es signo de una figura atractiva y de estar en buen estado físico.
El abdomen, especialmente en la mujer, es una zona con tendencia a deformarse y que rinde tributo a la maternidad.
La pared abdominal básicamente está constituida por tres elementos: la piel, el tejido celular subcutáneo y la grasa subyacente y la capa muscular.
La distorsión de cualquiera de estos elementos por si sola o asociada será la responsable de una deformidad menor o mayor y que requerirá de un tratamiento quirúrgico más o menos complejo.
TRATAMIENTO:
La dermolipectomía abdominal soluciona y corrige el abdomen deformado.
El objetivo es obtener un abdomen rejuvenecido, no un abdomen estirado.
En el estudio preoperatorio, será el cirujano quién valorará y aconsejará la longitud final de la cicatriz. Ésta vendrá determinada por el grado de laxitud cutánea, el exceso de grasa abdominal y el estado de la musculatura.
La intervención quirúrgica se realiza bajo anestesia general o anestesia regional, siendo por lo general el ingreso hospitalario de 48 horas postoperatorias.
La dermolipectomía abdominal por sí misma y en función de la longitud de la cicatriz tiene una serie de beneficios añadidos, como son: estrechar la cintura, tensar el tercio superior de los muslos y conseguir un efecto “lift” sobre las nalgas.
La cicatriz residual queda en todos los casos camuflada en una prenda de ropa interior o de baño.
En los casos que se ha necesitado reparar la musculatura abdominal se recomienda abstenerse de realizar esfuerzos físicos durante seis semanas.
En general utilizar una suave prenda de compresión por unas semanas permite aumentar la sensación de confort y ausencia de molestias.
El hecho de mantener un razonable control alimentario hará que el resultado final perdure y podamos presumir de una silueta atractiva y rejuvenecida.